Hace falta...

Hace falta el frío diciembrino, aquella inocencia de niña que amaba el olor a juguete nuevo, a estreno de Navidad. Salir corriendo a la parada del autobús porque mamá ha llegado, con su hermosa sonrisa y sus ricos abrazos que llenaban aquella casa humilde dónde la comida y bebida nunca faltaron, y aunque no había un árbol gigante ni una mesa elegante para cenar, pero había amor y felicidad. Las historias por la noche bajo la luz de la luna y los colores de las estrellas, los gritos de la bisabuela que dejáramos dormir, el ladrido del perro cuando escuchaba un cohete, aquella caricia de la abuela con su comida deliciosa. Hace falta costumbre y tradición, ya no se siente el escalofrío en el cuerpo por un año más celebrado, se extraña personas que ya no están, aquellas que complementaban la alegría de la Navidad. 

Comentarios

  1. Me recuerda la infancia donde la inocencia era ladrona de nuestros pensamientos, pero cuanto hemos crecido y madurado.
    Siempre recordar que la navidad y los momentos de felicidad, se construyen con nuestros seres queridos pero sobre todo la paz y tranquilidad que da DIOS.

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