Sola, contigo

En la oscuridad te escribo,
con solo el resplandor de un ordenador y
los recuerdos que,
iluminan la mirada que acompaña
una hermosa sonrisa dibujada en mi imaginación
alrededor de la nada,
sentada en mi cama,
acurrucada a una almohada vacía
donde pueden caber muchas lágrimas,
viendo hacia una luna que,
trata de entrometerse en mis penas,
pero ni siquiera a ella la dejo entrar
hoy no, hoy soy toda tuya,
de nuestros momentos que
viven en mis recuerdos.

Me levanto y vuelvo a sentarme
en ese sofá que,
me acompaña todas las noches y
que trata de decirme a gritos
que no enrolle mis pies porque
es tan pequeño para yo caber,
es una locura
como la que llamábamos vivir y
solo quedó en suspiros,
en esos que suelen alimentarse de nostalgia,
pero ya ni eso queda.

Cae una gota amarga
sobre mi mejilla derecha y
como la izquierda se pone celosa,
decido acostarme
en esa cama para dos
que se siente vacía,
que a media noche busco las sábanas
porque me voy quedando fría
me hace falta tu calor, si,
ya sé que te fuiste y
que no volverás,
pero mis letras son tan tercas como yo que,
aún siguen tus pasos,
aún quieren saber a ti.

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